martes, abril 26, 2005

El Sol Naciente del Dragón







La posibilidad de un asiento permanente en el consejo de seguridad de las Naciones Unidas y unos textos escolares ambiguos, donde los historiadores oficiales insisten en que Japón desplegó en Asia una guerra de liberación contra el colonizador Occidental, desató la violenta ola de protesta que hace pocos días sacudió las principales ciudades chinas.

Disturbios, ataques contra la embajada y consulados nipones, destrucción de negocios japoneses y hasta un boicot contra sus productos fue el saldo de un desencuentro que tensó una vez más las relaciones entre Tokio y Pekín.

Y es que sesenta y ocho años después de la "masacre de Nankin", China no olvida los desmanes del invasor. Sus tropelías. Y es que la incursión del Ejército Imperial en el continente chino durante la guerra sino-japonesa (1937-1945) fue brutal, sanguinaria. El saldo: 35 millones de muertos.

La masacre Nankin fue el episodio más terrible de esa guerra. Ocurrió en 1937 y se estima que en esas jornadas unos 300.000 soldados y civiles chinos murieron en manos del ejército japonés. Según testimonios, las víctimas fueron asesinadas en condiciones particularmente atroces, las mujeres violadas antes de ser ejecutadas, los hombres y los niños enterrados vivos o torturados. Después del saqueo, la ciudad fue incendiada.

En Nankin se erigió un museo del horror que impide a los chinos olvidar los crímenes de la soldadesca nipona.

Los violentos disturbios, el mutismo chino y su negativa de pedir disculpas a Tokio por los desmanes, habla a las claras de una nueva etapa en las relaciones entre ambos países. Mientras el Sol Naciente declina, el Dragón chino se sacude de su largo sueño y despierta.

Próxima a convertirse en una de las economías más dinámicas y prósperas del planeta, además de potencia militar, China ya le está quitando el sueño a Japón, le está provocando ansiedad a Europa y mucho insomnio a EEUU.

Si hace tres décadas era inaudible, China ahora levanta la voz, grita, exige, demanda. Si bien es cierto que Japón es su principal socio comercial, le disgusta su liderazgo. Detesta su influencia. Su postura. Lo que hace y hasta lo que omite.

Pekin lo quiere lejos de las decisiones y de las esferas de poder y demanda que su libros de historia cuenten la verdad. La verdad y nada más que la verdad. Nada de cuentos chinos.

Dentro de pocos años, China exigirá su lugar en la mesa del mundo. Ya lo dijo Napoleón hace casi doscientos años. Cuando el dragón chino despierte el mundo temblará.



1 comentario:

Anónimo dijo...

El resentimiento entre naciones puede llegar a afectar mucho a sus habitantes, incluso contagiarlos de un odio que no corresponde a la época y que tiene que irse hacia atrás para ser afianzado.

La idea no es ir hacia atrás sino hacia adelante. No significa que hay que olvidar, sino superar y avanzar con unas relaciones que procuren buena convivencia.

Un saludo desde Medellín, Colombia